El cáncer, ese gran mal que poco a poco va apagando a su víctima, hasta consumir su fuerza, su vitalidad y hasta su felicidad, nombre que al ser escuchado es capaz de estremecer hasta al mas rudo y valiente ser de este mundo, una enfermedad que como solemos escuchar visita con mucha frecuencia sin importar edad, sexo... Todos hemos vivido o escuchado de algún ser cercano o no tan allegado que halla padecido esta enfermedad, pero en muchas ocasiones sabemos bien poco de ella. Yo misma he presenciado un caso cercano, un cáncer con mayor probabilidad de cura y sin embargo igual de dañino y afectivo que cualquier otro (cáncer de mama).
“El cáncer es una palabra que engloba a muchas y diferentes enfermedades que se caracterizan por el crecimiento incontrolado de las células. Estas enfermedades están provocadas por trastornos genéticos y muy pocas veces son hereditarias. El impacto que produce la palabra cáncer sobre el enfermo y su entorno familiar-social es enorme. Este impacto puede llegar a ocasionar graves trastornos psicológicos, emotivos, afectivos…. que son, en ocasiones, tan importantes como la enfermedad que los ha producido. Por este motivo es necesario que exista una colaboración entre el personal experto en estas cuestiones.
quizás lo más duro es la bofetada inicial de entender y aceptar el diagnóstico de cáncer. ¿Por qué? Porque aún hoy en día la primera palabra que asociamos a cáncer es muerte, pocas posibilidades de curación, de salir adelante. Pero existen muchos, muchísimos casos de pacientes y familias que lo han superado y para las cuales el cáncer simplemente es un recuerdo más en sus vidas.
Muchos tienden a creer erróneamente que las posibilidades de curación dependen del tipo de cáncer que te diagnostiquen, pero lo cierto es que no existen dos cánceres iguales, y que hay mucha variabilidad de unos a otros dependiendo de múltiples factores.
Ante un diagnóstico de cáncer es muy importante la actitud que toma la persona ante la nueva situación. Debe entender e interiorizar que se trata de una valla más en el camino que recorre su vida y que tiene que poner todas sus fuerzas y sus energías en poder saltarla.
¿Por qué es tan importante una actitud positiva ante la enfermedad?
Porque las emociones y las actitudes negativas, así como el estrés y la ansiedad hacen que merme el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico y seamos más vulnerables a la enfermedad. No basta simplemente con dejarnos de la mano de Dios de la medicina, es muy, muy importante la actitud y el papel que juega el paciente ante la enfermedad. El paciente no es un sujeto pasivo que es operado y recibe su tratamiento y ya está.
Como ya comentaba antes la actitud es muy importante, una persona con mayor fuerza de voluntad, que sigue con una vida saludable y no deja consumirse por esta enfermedad tiene mayor posibilidad de escapar de las garras de este mal. Este vídeo que les presento a continuación me llamó la atención sobre este tema haciéndome ver que gran poderío tienen las emociones en nuestro cuerpo.
Ser feliz tengas el tiempo que tengas, vale la pena.
Ser feliz tengas el tiempo que tengas, vale la pena.
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