lunes, 24 de febrero de 2014


EL OÍDO ABSOLUTO (Mª Luisa Gil Pérez)
El oído absoluto es la habilidad que tienen algunas personas de identificar una nota musical o de cantar exactamente una nota solicitada sin la ayuda de una referencia externa, un sonido determinado producido por un instrumento. Se calculaba que solo una de cada 10.000 personas tenía esta capacidad pero estudios en niños de Asia oriental han hecho cambiar esta proporción. Muchas lenguas y dialectos de la región (vietnamita, cantonés, mandarín) son tonales y el significado de una palabra depende del tono con el que se pronuncia. Sería como si decir “pan” en tono de fa o en tono de sol, significase cosas distintas.
Puesto que casi una tercera parte de la población mundial habla estos idiomas y todos los niños pueden reconocer palabras en su lengua nativa, parece que el oído absoluto sería una propiedad prácticamente universal que cualquier niño puede tener y que la inmensa mayoría perdemos a lo largo de la primera infancia.
Los adultos poseedores de oído absoluto pueden retener información exacta sobre una nota dentro de ese continuum unidimensional que son las frecuencias sonoras que entran dentro del rango del oído humano y son capaces de:
  • Identificar y etiquetar dentro de la escala musical occidental (el famoso do-re-mi-fa-sol-la-si-do o el A-B-C-…G) las notas tocadas en distintos instrumentos.
  • Nombrar la tonalidad de una determinada pieza musical.
  • Cantar o entonar una determinada nota sin una referencia externa.
  • Nombrar las notas de sonidos domésticos tales como el claxon de un coche o un timbre.
  • Reproducir a la perfección una canción jamás tocada previamente sin necesidad de leerla en una partitura.
  • Identificar y nombrar varias notas que se tocan simultáneamente.
Esta habilidad no es únicamente musical ni es tampoco exclusiva de los seres humanos. El oído absoluto se ha encontrado también en animales como murciélagos, lobos, jerbos y algunas aves, a los que esta capacidad ayuda a la hora de encontrar pareja o comida, dos temas siempre interesantes. También parece evidente que se trata de un tema cerebral y no exclusivamente auditivo. El procesamiento neural de las frecuencias sonoras y posteriormente la interpretación melódica se lleva a cabo principalmente en la mitad derecha del cerebro, mientras que la izquierda es la relacionada con el lenguaje, la que pondría nombre a cada nota.
El oído absoluto tiene ventajas y desventajas en el ámbito musical. Las ventajas son que su poseedor puede afinar un instrumento sin ayudas, juzgar correctamente si una obra se está tocando en la clave correcta e identificar si instrumentos específicos de una orquesta están tocando de una forma bien integrada con el resto o fuera de tono. La principal desventaja es que las personas con oído absoluto tienen más dificultades para disfrutar la música, pues para ellos los errores son mucho más patentes y destacan sobremanera en un concierto.
Hay quien piensa que el oído absoluto se debe a haber recibido unos buenos genes, la versión moderna de los regalos de las hadas en el nacimiento de la Bella Durmiente, o a haber iniciado muy pronto la formación musical. Aunque hay familias con varios miembros con oído absoluto, lo que sugeriría una conexión genética, muchos músicos que provienen de familias de músicos y que son introducidos a la música muy tempranamente no lo desarrollan y, por otro lado, se sabe poco de qué más tiene de especial el cerebro de una persona con oído absoluto. Algunos psicólogos del desarrollo consideran que es justo al revés y que todos tendríamos oído absoluto en la niñez temprana y lo perderíamos al no necesitar un procesamiento exacto de tonos y al cambiar nuestro estilo de procesamiento cognitivo, realizando una computación global y relacional de la información sonora. Las investigaciones en niños asiáticos irían en esta dirección.
Existen investigaciones que sugieren que el oído absoluto podría ir unido a ciertos déficits ya que esta habilidad que podríamos denominar “sobrenatural” o superior a lo normal la tienen más las personas que tienen trastornos del desarrollo y déficits sensoriales. Hay artículos científicos que indican que el oído absoluto es más común en personas con ceguera de nacimiento, con síndrome de Williams o con un trastorno del espectro autista (TEA). Hay incluso un trabajo que muestra el caso de una persona con autismo y buen nivel intelectual que no tenía formación musical y sin embargo, mostraba resultados mejores en la identificación de notas que personas sin autismo y con formación musical temprana que también tenían oído absoluto. Estos resultados sugieren que la génesis del oído absoluto puede ser diferente en las personas con TEA y en las normotípicos y que el procesado cerebral de los sonidos puede codificarse de forma aún más específica en las personas con oído absoluto afectadas de autismo.
Pero hablemos de uno de los más grandes compositores de la historia. A partir de 1762, la familia Mozart se embarcó en una verdadera gira por Europa que cristalizó en el reconocimiento del pequeño Wolfgang Amadeus como un prodigio musical. Una carta sin firma al periódico Augsburgischer Intelligenz-Zettel, de la ciudad de Augsburgo en Baviera describía las extraordinarias habilidades del muchacho de siete años. La carta incluía lo siguiente:
Aún más, vi y oí cómo cuando le hacían escuchar desde otra habitación y le iban dando notas, unas altas y otras bajas, no solo en el pianoforte sino también con cualquier otro instrumento imaginable, él identificaba el nombre de la nota en un instante. De hecho, oyendo el tañido de una campana, o a un reloj, incluso de bolsillo, dar las horas, era capaz de identificar en ese mismo momento a qué nota correspondía.
Es una descripción ajustada de lo que ahora llamamos oído absoluto. Algo que por lo que sabemos no solo tenía Mozart sino también otros compositores como Frederic Chopin o Ludwig van Beethoven e intérpretes como Yo-Yo Ma, Nat King Cole o el mismísimo Stevie Wonder.



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