sábado, 1 de febrero de 2014

Cómo explicar la muerte de un familiar a un niño (Paula Mateos)

Cuando fallece un familiar y debemos darle la noticia a un niño hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

Decir siempre la verdad, el niño tiene que entender lo que se le está diciendo. Hay que decirle que ese ser querido se ha muerto y no vamos a verle más, que va a estar en nuestro recuerdo, que le vamos a recordar muchas veces, que hemos estado muy a gusto mientras hemos estado con él. Pero hay que decirle la verdad, para empezar. Por supuesto, el mensaje hay que adaptarlo a la edad del niño y el momento que se escoge para hacerlo depende también de las experiencias a las que se enfrenta.


Eludir hablar de un asunto que es evidente que afecta a la familia envía un mensaje equivocado para el niño: 'si mamá y papá no hablan de eso, es porque es algo malo, y es mejor no hablar de ello'; o ‘no puedo hablar de esto porque mamá y papá se pondrán más tristes’.

La muerte es un asunto tabú hoy en día, y hablar de ello implica examinar los propios sentimientos, pero los psicólogos lo tienen claro. No podemos aislar al niño de las emociones de los adultos: él ve el llanto, ve a sus padres tristes, el silencio, que salen menos de casa, que dejan de salir con sus amistades. El niño sabe qué ha ocurrido y tiene que aprender a gestionar esas emociones, tanto las suyas como la de los adultos.


Es importante ser receptivo a las preguntas del niño o la niña, porque forma parte del proceso del duelo. Hay que observar su comportamiento. Un niño también necesita llorar una pérdida y necesita apoyo, comprensión y cariño. Es un error querer distraer a los niños, en lugar de enseñarles a gestionar y vivir la tristeza. Sobre todo, hay que enseñar al niño a manifestar sus emociones, dependiendo de las edades, a través del llanto, del dibujo, de las verbalizaciones que puede hacer del tipo ‘echo de menos a mamá’, ‘echo de menos al abuelo’… Hay que enseñarle que lo que está sintiendo es tristeza, y que eso es normal.


Por otra parte, si el niño es lo bastante mayor como para comprender lo que va a ver y escuchar, durante y después de los oficios religiosos, los psicólogos recomiendan que participen de un modo razonable. No significa que tengan que ir a un tanatorio, porque en España tenemos la costumbre de mostrar los féretros abiertos; no hace falta contarle detalles del fallecimiento pero sí acudir a las ceremonias de despedida, y en especial aquellas que son un homenaje a la vida, de modo que tenga los mejores recuerdos de la persona fallecida.

Fuente: rtve.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario